En la escuela de arte tuve la oportunidad de aprender algunas de las antiguas técnicas de grabado (la mayoría de ellas bastante lentas y laboriosas). Durante la asignatura me solía acordar mucho de los grabados de Goya, preguntándome qué no hubiera hecho ese hombre con los medios de hoy en día. Este ejercicio fue una combinación de aguafuerte y aguatinta sobre una plancha de cinc.